sábado, 26 de febrero de 2011

Por más que…


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Por más que su brillo no caduque ni se deteriore.

Por más que siga cumpliendo su función a la perfección.

Por más que siga brillando con luz propia.

Por más que siga dando luz para que otros brillen.

Por más que marque el ritmo del día, y del resto.

Por más que renazca incansablemente en cada nuevo amanecer.

Por más que sea siempre el mismo.

Por más que a veces pase desapercibido.

Por más que a veces sea el protagonista exclusivo.

Por más que de él dependa todo el resto que lo rodea.

Por más que de vida.

Por más que lo negro lo transforme en luz.

Por más que ayude a crecer.

Por más que se imponga.

Por más que sea el rey del universo.

Por más que…

…hasta los más iluminados necesitan alguna vez un sostén.

jueves, 10 de febrero de 2011

El techo de los sueños


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El recorrido no es simple. La complejidad se hace mayor a medida que vamos subiendo. Los sueños, el esfuerzo y la perseverancia buscan flaquear… las tres al mismo tiempo. Sin embargo, convencidos, seguimos. Buscamos la trascendencia, no la gloria efímera ni la fama fugaz. El objetivo final merece semejante hazaña, esa que nos mantiene vivos. Pero, mientras tanto, también nos humaniza el camino mismo, cada escalón, cada barrera, cada retroceso, cada avance, cada paso… Y cuando por fin llegamos a nuestro techo, confirmando la materialidad de los deseos profundos, ahí es cuando suelen aparecer aquellos momentos que nos deslumbran. Y nos sentamos en el tejado a admirarlos… y el techo deja de serlo, y pasa a ser nuestro suelo.

viernes, 4 de febrero de 2011

Cuando todo se altera…


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Estamos solos, en el medio de un espectáculo dantesco. Somos privilegiados testigos de transformaciones, de cambios, de renovaciones. Tenemos la dicha de admirar aquello que acontece, inédito, encima nuestro. Sobre ello no tenemos poder, sólo podemos observarlo. Atónitos vemos que los claros se vuelven oscuros, las ligerezas se hacen más densas, los celestes inocentes se trastocan y aparecen los azules imponentes. Los amarillos y los blancos se dejan vencer por la luz que los enceguece. Arriba, aquellas nubes ya no lo son, y se parecen más a espesos algodones a punto de desprenderse del cielo… Todo es fascinante.

No sabemos exactamente qué pasa. Todo se altera, se reforma, se renueva.

Como somos simples observadores, sólo nos resta mantener la esperanza de que los cambios sean el comienzo y no el fin, el despertar y no el ocaso, el preámbulo y no el cierre, lo mejor y no lo peor, la vida y no la muerte.

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