Tiembla la rama, donde las quimeras
de los sueños mustios, cobran valor
y despegan...
Es la hora en que las certezas se diluyen
y el alma se llena, de absurdas preguntas.
Amor... cuando llegues...
¿Tendré la perspicacia para verte?
¿Sabré escuchar tu voz, y sus sentires sin espantarme?
Mientras la noche arroja sus dado
y le guiña un ojo a la suerte
creo que algún día, llegaré a tenerte.
Y que es inútil la espera,
no importa cuánto me afane,
cuanto te añore, y al destino te reclame.
Simplemente con la luna delineando tu sombra
llegarás cuando tu quieras...
¿Resistiré tu invasión a mis antiguas paradojas a mis costumbres,
a mis estables movimientos eternos?
La luna me sonríe, tras la rama del árbol que tiembla...
Y sigo aquí, adherida a la inútil
Pero necesaria espera.
Sé que vendrás,
pero me falta la certeza
si he de verte llegar,
en luna nueva, en luna llena.
Si te traerá la noche…. la luz del día.
O simplemente llegarás
desde la esquina de mis quimeras.
Tiembla la rama, hay murmullos, silencios y tristezas
¿Dónde estará el amor?
¿Donde tu sonrisa tranquila
tu abrazo seguro,
tu mano apretando la mía
bajo las estrellas?
La noche silenciosa y perfumada
con la cara de la luna irónicamente se ríe de mi espera...
Cristina Validakis