Nos hace iguales. Nos hace seres humanos.
Nos cuida como nadie. Para ella somos únicos.
Nos da todo.
No nos pide nada a cambio.
Alienta. Corrige. Vuelve a alentar.
Protege.
Sufre con los desaciertos. Los sabe parte de la vida.
Su sostén son pequeños instantes.
Sostiene.
Siembra pero deja que los frutos maduren en otro lado.
El rocío de su cosecha son lágrimas… de emoción y de las otras.
Cobija. Alimenta.
Es lugar de descanso.
Insiste. No impone. Insiste nuevamente.
Entrega.
Perdona. Perdona. Perdona. Perdona.
Agradece todos los días.
Su misión nace con un milagro. Después hay muchos más.
Lleva en su seno lo que después se irá.
Su cuerpo se deforma para dar forma a la humanidad de otro.
Ese otro es que su extensión. Que depende de ella.
No mide cuando se trata de amor.
No mide cuando se trata de sacrificios.
No mide cuando se trata de los otros.
Purifica. Aclara. Despeja.
Es puerto de partida y de llegada.
Es puente.
Es puerta abierta para guarecerse o para arriesgarse.
Sabe que lo pequeño será enorme. Confía ciegamente.
Durante 9 meses lo mantiene en secreto. En íntimo secreto.
Un cordón los conecta. Para siempre.
Su mayor alegría es su mayor dolor. En el parto. Siempre.
Parió. Y lo hace cada día. Por nosotros.
Y ese, dentro de todos los anteriores, es su mayor regalo: poder regalar vida.
4 comentarios:
Me he quedado sin palabras.
NORA
Muchas gracias Nora!
GRACIAS PEDRO!!!!
Dios te ha dado la capacidad del artista para plasmar tus fotos, pero además el "DON" de la palabra para ponerle vida...
Gracias por compartir esto tan tuyo conmigo, porque realmente me alimenta el alma, tanta veces necesitada y vacía...
De nada Susana!! Es un placer poner este granito de arena para construir y para ayudar...
Publicar un comentario