sábado, 11 de septiembre de 2010

Educar hoy es…


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Educar hoy es…

…transitar sin demasiadas recetas, porque las que hay están desactualizadas o fuera de contexto.

…caminar por senderos bellos pero desconocidos.

…construir desde la falta de modelos.

…alentar la superación y fortalecer las debilidades.

…aprender a desaprender.

…no quedarse en la melancolía de que “todo tiempo pasado fue mejor”.

…saber que enfrente tenemos personas, seres humanos iguales a nosotros, y no cosas o legajos.

…no ignorar que muchas veces somos la última o la única referencia de “lo adulto”.

…entrar a un mismo aula cada día, sabiendo que es distinta cada día.

…asumir nuestras carencias como formadores para admitirlas, salvarlas y fortalecerlas.

…reconocer que hay “formadores” más atractivos, más veloces y menos molestos que nosotros.

…reconocer, igualmente, que esos “formadores” muchas veces deforman.

…pisar tierra extranjera, y pedir permiso para hacerlo.

…ser muchas veces los Quijotes del siglo XXI.

…moldear personas muchas veces sin ganas que los moldeen.

…transmitir el sentido de la vida más que traspasar conocimientos.

…ser conscientes que la familia es otra, diferente a la de ayer y más aún a la de mañana.

…fortalecer la paciencia, la entrega, la escucha y la templanza.

…contemplar la posibilidad de reformar “lo que siempre se hizo así”.

…pelear contra el hambre, las carencias afectivas, la violencia social y la eterna adolescencia.

…mirar al alumno como consecuencia –y no como causa- de los grandes males del aula, de la escuela, de la sociedad.

…nunca olvidar que son niños, adolescentes o jóvenes, y que por ello están en etapas de transición.

…sentir ese ardor diario cuando se inicia la clase esperando nuevos desafíos, como el experimentado actor que sale a escena.

…emocionarse con esos instantes de plenitud: “¡Gracias Seño!”.

…derrumbar las experiencias negativas rescatando las alentadoras, sin centrarse en la cantidad sino en la calidad.

…recibir a la vuelta de la vida un “…y al final me sirvió mucho lo que me enseñó”.

 

Educar hoy es en definitiva iluminar muchas de las oscuridades que están a nuestro alrededor (nuestras y de los otros), manteniendo esperanzas encendidas en los corazones, en las utopías y en el futuro de aquellos que son la razón de ser de un educador, los alumnos.

Si logramos que al menos uno de todos ellos brille con luz propia, nuestra tarea estará justificada.

¡Feliz día del maestro!

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