El recorrido no es simple. La complejidad se hace mayor a medida que vamos subiendo. Los sueños, el esfuerzo y la perseverancia buscan flaquear… las tres al mismo tiempo. Sin embargo, convencidos, seguimos. Buscamos la trascendencia, no la gloria efímera ni la fama fugaz. El objetivo final merece semejante hazaña, esa que nos mantiene vivos. Pero, mientras tanto, también nos humaniza el camino mismo, cada escalón, cada barrera, cada retroceso, cada avance, cada paso… Y cuando por fin llegamos a nuestro techo, confirmando la materialidad de los deseos profundos, ahí es cuando suelen aparecer aquellos momentos que nos deslumbran. Y nos sentamos en el tejado a admirarlos… y el techo deja de serlo, y pasa a ser nuestro suelo.
2 comentarios:
No se si estoy en el suelo pero estoy seguro que todavia sigo trepando y me falta para llegar.
Ánimo entonces que vas por buen camino! Gracias por comentar!
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