lunes, 8 de agosto de 2011

La primer muerte de Eros (el Amor renace)


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Yace inmóvil. Solitario. La muerte lo ha acercado peligrosamente a la condición humana. Se trata de su primera muerte, la que ha paradójicamente va a demostrar su poder divino.

La humildad es una de sus particularidades más admiradas. En su esplendor y en su ocaso: la mantiene al ser presa de la muerte. Simples otoños conforman su corona improvisada; la nobleza de la madera contiene la suya.

Ojos entreabiertos. Supuestamente inanimados. ¿Descansando de su misión? ¿Meditando sobre su primera experiencia con la muerte? ¿Despertando? ¿Esperando? ¿Contemplando su final? ¿Recordando su origen en el inicio de su epílogo?

- Diótima (a Sócrates): Siendo hijo, pues, de Poros (la Abundancia) y Penía (la Pobreza), Eros se ha quedado con las siguientes características. En primer lugar, es siempre pobre, y lejos de ser delicado y bello, como cree la mayoría, es más bien duro y seco, descalzo y sin casa, duerme siempre en el suelo y descubierto, se acuesta a la intemperie en las puertas y al borde de los caminos, compañero siempre inseparable de la indigencia por tener la naturaleza de su madre.

Igual que el Amor…

- Diótima (a Sócrates): Pero, por otra parte, de acuerdo a la naturaleza de su padre, está al acecho de lo bello y de lo bueno; es valiente, audaz y activo, hábil cazador, siempre urdiendo alguna trama, ávido de sabiduría y rico en recursos, un amante del conocimiento a lo largo de toda su vida, un formidable mago, hechicero y sofista.

Igual que el Amor…

- Fredo: En resumen, pues, yo, por mi parte, afirmo que Eros es, de entre los dioses, el más antiguo, el más venerable y el más eficaz para asistir a los hombres, vivos y muertos, en la adquisición de virtud y felicidad.

Sin embargo, Eros ha muerto. Por primera vez. Y con él ha muerto su fruto, su obsequio, si razón de ser. Ambos eran poderosos, divinos, omnipresentes, audaces, bellos, únicos, sencillos, mágicos, inexplicables… Eran. Ahora quedan reducidos a la simple y lastimosa contemplación mundana.

¿Dónde queda la esperanza? ¿No hay nada más? ¿Eros y el Amor desaparecen? ¿No se transforman? ¿No se repiten? La sabiduría tiene la respuesta que demuestra que la primera muerte de Eros es parte de su condición divina:

- Diótima (a Sócrates): No es por naturaleza ni inmortal ni mortal, sino que en el mismo día unas veces florece y vive, cuando está en la abundancia, y otras muere, pero recobra la vida de nuevo gracias a la naturaleza de su padre.

Eros renace; y con él su obra.

 

Obra: Iván Vianello / Texto: Pedro Figueroa

Obra conjunta realizada con Iván Vianello –artista plástico- para la Muestra Colectiva “Imagen, poesía y música” – Galería de Arte / Paseo del Buen Pastor / Ciudad de Córdoba / Argentina – Agosto de 2011.

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