miércoles, 6 de octubre de 2010

Y: Complementos


Él y ella. Blanco y negro. Azul y rosa. Día y noche. Café y leche. Anillo y dedo. Sol y luna. Papel y lápiz. Agua y aire. Amor y odio. Vida y muerte. Luz y sombra. Cara y cruz. Deseo y apatía. Padres e hijos. Nietos y abuelos. Sed y agua. Helado y cucurucho. Alma y cuerpo. Arroz y leche. Silla y mesa. Trabajo y descanso. Utopía y realidad. Lucha y apatía. Brazos y piernas. Sí y no. Abrochadora y ganchitos. Tenedor y cuchillo. Teclado y mouse. Música y baile. Cepillo y dentífrico. Lluvias y sequías. Sábanas y frazadas. Ducha y toalla. Mate y yerba. Peine y pelo. Aceleración y freno. Leer y hablar. hablar y escuchar. Unir y separar. Entregar y recibir. Hambre y comida. Novio y novia. Vista y oído. Hola y chau. Buen día y buenas noches. Retener y liberar. Pizza y queso. Claridad y oscuridad. Salir y entrar. Karting de varón y triciclo de nena…

Complementamos. Sumamos. Aumentamos. Conjugamos. Encajamos. Enfrentados unos con otros, evidentemente distintos, nos damos cuenta que somos incompletos, parciales. Porque necesitamos del otro para ser, para crecer, para estar, para vivir, para seguir… y también para hacernos conscientes de nuestras potencialidades, de lo que podemos, pero también de nuestras limitaciones, de lo que no podemos…

Cuando los extremos se tocan, se juntan, allí tenemos el indicio de algo: estamos honrando la vida, no sólo la nuestra sino esencialmente la de los otros… porque miramos de frente al que es muy distinto a mí y lo reconozco como alguien tan valioso como yo.

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