lunes, 6 de septiembre de 2010

Ambas sin cabeza


Hemos decapitado nuestra naturaleza.

Le hemos sacado lo que la hace única, especial, inigualable, originalmente imperfecta.

Hemos cercenado de manera muy prolija la parte de nuestra existencia que nos permite pensar, donde se origina la capacidad de reflexionar.

Hemos cortado esa porción superior de humanidad que tiene la mayoría de los sentidos, y que por lo tanto nos conecta con el mundo, con lo que pasa a nuestro alrededor.

Hemos arrancado de cuajo lo que demuestra nuestras alegrías y desaciertos, lo que pone en evidencia el amor y el odio, lo que contiene la serenidad y la desesperación, lo que refleja el estado del alma y el del cuerpo.

Hemos amputado una parte vital.

Hemos podado un extremo que dirige al resto del cuerpo.

Hemos talado parcialmente su presente a riesgo de derrumbar totalmente nuestro futuro.

 

En fin, le hemos cortado la cabeza.

A la naturaleza.

A ambas.

A la de ser humano. A la nuestra.

Y  a la de la Tierra. A la nuestra.

 

…Sin embargo, a pesar del extremo daño que les hemos infringido, no opusieron resistencia. Mantienen intacta la esperanza de que su martirio sirva para salvar lo que aún queda de las dos…

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