miércoles, 1 de septiembre de 2010

Pequeña liberación


DSC00050 [640x480]
Una mañana como cualquier otra, yo lo ví. Yo fui testigo de su liberación. El cielo se complotó para que pudiera escapar… ¿de quién?… sólo él lo sabía, pero no era necesario averiguarlo porque su sola huída ya era signo del atroz encierro que dejaba atrás…
Nadie más lo observó. Nadie elevó su mirada envidiando aquel vuelo seguro, sereno y firme. Nadie dispuso sus ojos en aquel diminuto punto en el cielo. Todos veían, nadie prestó atención.
Todos vieron las densas y oscuras nubes. Todos vieron cómo se abrían ante la impotencia de los rayos de luz. Todos vieron las sombras que la oscuridad en retirada iba dejando… pero nadie, excepto yo, tuvo el privilegio de asistir al fin de la agonía, del claustro, del agobio…
Se fue por el espacio que dejaba el cielo que se abría al amanecer. Luego se terminó de despejar y el día siguió igual que todos los días. Nadie más tuvo motivos para mirar a lo alto. Nadie salvo yo, que esperaba ser testigo de otro fugaz momento de liberación.
Generalmente nos centramos en lo inmenso, cuando en realidad tenemos enfrente la magia, simple y bella, de los sencillo, de lo silencioso, de lo pequeño.

0 comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...