jueves, 23 de septiembre de 2010

Si hoy fuera ese día…


Nada hacía presagiar el final. Era el final de un día como el anterior que predisponía para vivir el siguiente de igual manera. La fosforescente belleza atraía a todo aquel que dirigiera su mirada hacia ella. El color naranja rompía con la monotonía del lugar. Estaba allí, luego de haber llegado sigilosa, desapercibida. Ahora era el centro de la escena, de las admiraciones, de las sorpresas. Nada había aparecido jamás. Ni era similar a nada conocido. ¿Lenguas de fuego? ¿Un volador y aplanado objeto? ¿Inmóvil o lentamente en viaje? ¿Era la estela de lo que había fugazmente pasado? ¿O era sólo la cabeza de algo más grande? ¿Simplemente una nube bañada por el sol que ya se escondía? Nadie se lo preguntó. Todos contemplaban. El momento era calmo, casi como en pausa, entre paréntesis. Los testigos esperaban a que terminara el improvisado espectáculo para continuar con su rutina, para cebar el siguiente mate, para volver a casa, para encender el auto, para seguir trotando, para apretar “send” en el celular, para entrar al almacén, para continuar trabajando, para sacar al perro, para sacar la basura, para buscar a los hijos al club, para…

Sin embargo, de repente… Esta fue la última imagen que se vio… Luego, un fuego enceguecedor. Por fin, la nada.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Claro que es una historia fantástica. Claro que es irreal. Pero pensemos por un instante: Si hoy se terminara el mundo, si hoy todo volviera a su seno, al origen, al génesis, al inicio, a la nada primera… ¿habremos hecho realmente aquello que justificó hasta el último segundo de nuestra existencia? ¿habremos honrado la vida? ¿la habremos disfrutado? ¿estaríamos satisfechos? ¿habrían quedado deudas pendientes?… Sin ser trágicos ni extremistas, es bueno pensarlo desde el lugar de uno y desde la perspectiva como pueblo… De nosotros depende el valor que le demos a la vida.

0 comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...