domingo, 26 de septiembre de 2010

Como un hilo de gota después de la lluvia


Aquellos signos que están indisolublemente ligados a la vida, al nacer, a la existencia, son fácilmente identificables: se abren paso a pesar de aquellas barreras que pretenden todo lo contrario y que son una amenaza permanente. Estos signos tienen la claridad de lo transparente y la pureza de lo limpio. Son simples. Son pequeños. Aparecen sin grandes estruendos justamente para diferenciarse desde un primer momento de aquello que lo precedió: la tormenta. Por más oscura que haya sido, y por más negra que sea la barrera que se interpone en su acción vivificante, siempre, inevitablemente, con fuerza, con decidida persistencia, traspasa lo que lo quiere frenar, retener, apropiar… y con un bello hilo traslúcido continúa su marcha hacia su meta: aportar su pequeñez para cumplir su única y trascendente misión de dar vida.

Cada uno de nosotros, por más diminutos que seamos (o que nos creamos), y por el solo y bello hecho de existir, estamos convocados a superar las tormentas que se presenten para luego seguir dando vida. A cada instante. Sin medir. Sin escatimar fuerzas. Pendientes sólo de la misión. Como un hilo de gota después de la lluvia.

0 comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...